domingo, 17 de abril de 2011

Sexo:¿Cuál es tu frecuencia ideal?

Dos o tres veces por semana? ¿Todos los días? ¿O una vez cada tanto? La frecuencia de las relaciones sexuales es un tema que a muchas parejas les preocupa.

“No existe una cifra ideal para todos”, opinó la famosa sexóloga Alessandra Rampolla en una entrevista publicada en Clarín. “En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que la frecuencia sexual de una pareja promedio es de 3,5 veces por semana. Pero es sólo un promedio, no una cifra ideal. Todo depende de la pareja en cuestión, de su estilo de vida, nivel de libido compartido y expectativas sobre la intimidad sexual”, agrega la especialista.

“Los varones suelen estar preocupados por la frecuencia. Y el tema dispara, muchas veces, discusiones tensionantes en el seno de la pareja”, señala el doctor Juan Carlos Kusnetzoff en su sitio e-sexologia.com. “Generalmente, los varones sienten que no tienen una vida sexual ´como deberían´. Las mujeres, suelen opinar lo contrario”, detalla el sexólogo.

Diversos estudios aseguran que las necesidades son diferentes en ambos género, algo que no necesariamente responde a cuestiones biológicas sino socioculturales: los varones han tenido más permisos para acceder al sexo y a satisfacer su placer sexual, y las mujeres, en cambio, no se permiten tan fácilmente contactarse con su deseo. A la vez, la mujer tiene la sexualidad más asociada a lo emocional, algo que muchos varones han logrado separar (algo, a la vez, legitimado socialmente).


La encuesta Durex de Bienestar Social, realizada a nivel internacional en 26 países, arrojó resultados que alumbran algunos rincones del tema:

* El promedio es de 103 encuentros sexuales por año.


* Hay una mínina diferencia entre la frecuencia masculina (104 al año) y la femenina (101 al año).

* El 5% de los adultos tiene sexo todos los días.

* Uno de cada cinco adultos lo hace entre 3 y 4 veces a la semana.

* La franja de edad con más relaciones es entre los 35 y los 44 años: reconocen mantener unos 112 encuentros sexuales al año.

jueves, 14 de abril de 2011

Caricias sanadoras

Otra mirada para las acciones diarias. Porque no todo es lo que parece. Un pequeño pero efectivo baño de realidad.





En un centro de investigación de San Francisco tenían un bioterio con cobayos colocados en dos niveles; el inferior, con las jaulas a un metro y medio del piso; y el superior a una altura de dos metros.

Poco antes de comenzar una importante investigación cardiovascular, examinaron a todos los animales. Grande fue la sorpresa del equipo de científicos cuando constataron que los cobayos que vivían en el nivel inferior tenían muy buenos parámetros, en tanto que los del piso de arriba padecían hipertensión, colesterol elevado, y otros signos de enfermedad cardiovascular.

Los investigadores revisaron cuidadosamente la dieta de todos los animales sin encontrar diferencia alguna. Y por más que estudiaron el caso, no pudieron hallar ninguna causa que justificara la salud de un grupo y la enfermedad del otro.

Al no encontrar explicación alguna, decidieron invertir la ubicación de los animales, colocando abajo a los que estaban arriba, y viceversa.

Poco tiempo después los investigadores quedarían anonadados al comprobar que los cobayos que estaban abajo se habían recuperado, en tanto que los que se encontraban arriba habían enfermado.

Aquella noche, el director de los investigadores se quedó hasta muy tarde, con el afán de encontrar la respuesta al enigma. Mientras revisaba por enésima vez toda la información del caso, vio entrar a la persona encargada de la limpieza. Cuando el limpiador se dirigió al bioterio, el científico decidió seguirlo para corroborar que no les estuviera dando de comer o haciendo algo malo a los animales.

Pese a no hacerles nada malo, aquella persona era la que había ocasionado esa situación inexplicable. Cada noche, al llegar bioterio, jugaba con los animalitos del piso de abajo, en tanto nada hacía con los del piso de arriba. Estos últimos, no sólo no recibían afecto, sino que percibían el gozo de sus pares del piso de abajo. Y no era que la persona encargada de la limpieza quisiera perjudicar a los animales de arriba; simplemente era un hombre de muy baja estatura, y no llegaba a las jaulas del nivel superior.

Sus caricias determinaban la salud de los animales. La ausencia de ellas, la enfermedad.

Relato del Dr. Dean Ornish, director del Preventive Medicine Research Institute.

domingo, 3 de abril de 2011

CICLISTAS EN PELIGRO


Hacía más de 15 años que José Ruiz (71) tenía la rutina de agarrar su bicicleta de ruta, tipo competición, y salir a pedalear por la colectora de la Autopista del Oeste hasta llegar casi a Luján. Un poco por su amor al deporte, que le viene de toda la vida. Otro poco para mantenerse activo y sano. Pero el mes pasado perdió su bicicleta de una forma insólita: cinco jóvenes lo atacaron a pedradas en un puente antes de llegar a la localidad de La Reja. Lo golpearon hasta abrirle heridas en las cejas y le robaron la bicicleta.

Su historia es la de muchos otros: 22 ciclistas fueron atacados y robados de ese modo, en esa misma zona, sólo en las últimas tres semanas de marzo .

Ruiz terminó en el Hospital de Moreno con cuatro puntos y la cabeza vendada . Su bicicleta nunca apareció y él decidió no pedalear más por el temor que le quedó desde aquel día.

Todo ocurrió a las 8.30 de la mañana. “ Los pibes se aparecieron de la nada y me atacaron como si hubieran sido una jauría. Me tiraban piedras y patadas . Inconsciente, empecé a pedalear más fuerte pero me siguieron tirando. Zafé por unos segundos, pero cuando intenté volver por la otra mano para dar la vuelta y escapar, me cruzaron otra vez.

Ya ahí no pude más, me tiraron al piso y se llevaron la bici . Terminé sangrando y todo lleno de moretones. Pero para mí ese episodio fue mucho más que un golpe en la cabeza. Era mi hobby, algo que me gustaba mucho y que ya no puedo hacer más porque ahora no me animo ”, contó José

Fuente: Clarín