jueves, 29 de julio de 2010

ORGULLO ARGENTINO

A DIEZ AÑOS DE LA MUERTE DEL DOCTOR RENE G. FAVALORO

Un 29 de julio del año 2000 acababa con su vida el cardiólogo argentino René Gerónimo Favaloro, arrinconado por la falta de recursos de su fundación generada por una fuerte deuda que el gobierno de Fernando de La Rúa mantenía con él. Deprimido por no conseguir que ésta se salde, Favaloro eligió dispararse un balazo en el centro del pecho, en el corazón que había sido el objeto de sus investigaciones de toda una vida.








Nota confeccionada por René Favaloro antes de suicidarse

Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.
A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos

René Favaloro

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